[De ligaduras y falsas riendas]

De todas las etiquetas que la sociedad le ha impuesto a la copla, quizá la que más peso tenga sea la de ser un género unido a cierta ideología política y moral, claramente reflejada en el régimen que España soportó durante decenios. Sin embargo, como hemos comentado anteriormente, la copla se dedicaba básicamente a expresar lo que el pueblo sentía, vivía y hacía en su vida cotidiana.
Dentro de estas etiquetas encontramos una que llama la atención por sí sola. ¿Es la copla machista en su literatura? La mayoría opinarán que sí, otros, sin embargo, tienen muy claro que no. Si analizamos las letras en la que la copla tiene su apoyo, la mayoría fruto del genio sevillano Rafael de León, encontramos obviedades de la cultura machista y por otra parte, fijándonos un poco más, observaremos rasgos muy diferentes, llegando incluso juguetear contra la férrea censura del momento.
Uno de los ejemplos del machismo en la copla lo encontramos, claramente, en este fragmento de “Te lo juro yo”, aunque dejando a un lado lo evidente, cabe recordar que esta copla es de las que tanto un hombre como una mujer pueden aplicarse en primera persona y de hecho, entre sus intérpretes encontraremos desde Miguel de Molina hasta Lola Flores.
Yo no me di cuenta de que te tenía
hasta el mismo día en que te perdí,
y vi claramente lo que te quería
cuando ya no había remedio pa mí.
Llévame por calles de hiel y amargura,
ponme ligaduras y hasta escúpeme.
Échame en los ojos un puñao de arena,
mátame de pena pero quiéreme.
Una copla que recoge en su totalidad la rebeldía y la sumisión de la mujer es “La Ruiseñora”. Llama la atención que en prácticamente la totalidad de la historia contada, es la mujer la que tiene una actitud fuerte y de supremacía frente al hombre. Sin embargo, el final, nos plantea un giro en el argumento, en el que la Ruiseñora acaba doblegándose ya muerta ante la figura de su marido.
Estamos, quizá, ante inteligentes formas de burlar la censura franquista, quizá ante obras modernas y revolucionarias para la época que, sin embargo, al añadir una estrofa más, quedaban amparadas en lo que se suponía era la moral ejemplar.
En la taberna de 'El tres de espadas',
entre guitarras y anís del mora,
¡Cómo,cantaba de madrugada
por soleares la Ruiseñora!
Se acabó lo que se daba - le dijo Paco Olivares-
y la llevó hasta el altar,
y ella, que lo camelaba, se puso blanca de azahares
y nunca volvió a cantar.
Pero Paco, antes del año, empezó a volver de día
y a beber sin ton ni son
y mordiendo el desengaño, la flamenca repetía
en los hierros del balcón.
¿Qué te pasa, Ruiseñora?
que tengo un nío de pena y celos en la garganta,
que hasta el corazón me llora
por siguiriyas, por soleares y por tarantas.
¿Qué sombra lo tiene esclavo?
¿De qué rumbo maldecío
viene este dolor de clavos
que me desbarata el sentío?
¿Dónde está el agonizante
que entre la noche y la aurora
se muere cantando un cante
mejor que la ruiseñora?
Al 'Tres de espadas' corrió celosa
con la carita despavoría
y vio a su Paco que con la Rosa
en una mesa se divertía.
Subió derecha al tablao; ¡Aquí está la Ruiseñora
pa lo que gusten mandar!
¡Lo de ese y yo se ha acabao! ¡Vuelvo a ser la cantaora!
¡Conque vamos a cantar!
Pues se va a cumplir tu suerte y al relámpago de un tiro
el café se iluminó;
ella vio llegar la muerte y, en el último suspiro,
de este modo le cantó:
¡Dios te ampare, Ruiseñora!
campanas doblen por el silencio de tu garganta;
recen por su cantaora
las siguiriyas, las soleares y las tarantas.
De un soplo me has apagao
la lámpara de la vida,
mira qué bien has pagao,
lo que yo a ti te quería.
¿Donde está el agonizante
que entre la noche y la aurora
se muere cantando un cante
mejor que la Ruiseñora?
Tenedle, por Dios, clemencia,
piedad tenedle los jueces,
que yo le daba licencia
para matarme cien veces.
¿Donde está el agonizante
que entre la noche y la aurora
se muere cantando un cante
mejor que la Ruiseñora?