martes, 15 de diciembre de 2009

[De callejones desbocados]


La ciudad de la luz se abre en sus calles desembocaduras a una plaza azul, clara y marmólea, de la Constitución bautizada no hace mucho. Entre olor a pescado de dudosa fritura y aquel recuerdo a mar que de vez en cuando aflora el viajero se topa con un fantasma de olor a moscatel y ecos de palillos de madera mojada.

Málaga esconde entre sus verguenzas rescatadas; unas de azul exiliado y otras de redes enterradas, una más: El Café de Chinitas.



Café cantante que durante la segunda mitad del siglo XIX y varias décadas del XX fue un claroscuro entre lupanar y escenario galante de la Málaga más varopinta. Chinitas fue la caja prohibida, de donde salían a su antojo monumentales trifulcas, inmoralidades escénicas y situaciones navajeras. El mismo García Lorca plasma con su pluma desajustes toreros en el poema al que el local malagueño dio nombre.

En el café de Chinitas
dijo Paquiro a su hermano:
«Soy más valiente que tú,
más torero y más gitano».

En el café de Chinitas
dijo Paquiro a Frascuelo:
«Soy más valiente que tú,
más gitano y más torero».

Sacó Paquiro el reló
y dijo de esta manera:
«Este toro ha de morir
antes de las cuatro y media».

Al dar las cuatro en la calle
se salieron del café
y era Paquiro en la calle
un torero de cartel.





La memoria popular no ha podido olvidar al Chinitas. Los malagueños lo recuerdan con cariño hoy por hoy. Sin embargo, la mala fama del local lo acompañó hasta su sepelio. Morada de asiduos desquiciados, ricos o pobres, mujeres u hombres, artistas u obreros, vecinos o extranjeros...

El Chinitas es la noche sobre el día, la esencia del arte tachado de irreverente. La leyenda nos cuenta la historia de cierta bailaora que, quién sabe, si lo que le rodeaba en este café cantante la acabó volviendo loca. Loca de amor, de celos o de avaricia, el caso es que "La Paula" entraña en su historia la verdadera esencia del Café de Chinitas.

Bailaora del Chinitas,
los platillos y las tarantas,
cuando bailaba La Paula se secaban las gargantas.
Cuando trenzaba sus manos por romeras y alegrías
señoritos y gitanos a La Paula le decían:

Paula, remolino de alta mar,
eres una caracola con esa bata de cola verde como el olivar,
Paula, torbellino de pasión,
vas a perder el sentio porque tu baile es un río que me ahoga la razón
Paula que hasta la guitarra mora te dice a la vez que llora:
como baila, como baila, ¡ay, cómo baila la Paula!

A la casa de las locas la llevaron como presa,

cambio su bata de cola por la camisa de fuerza.
En el ciclón de sus bailes se perdió la bailadora
y esta copla es homenaje con que Málaga la llora:

Paula, remolino de alta mar,
eres una caracola con esa bata de cola verde como el olivar,
Paula, torbellino de pasión,
vas a perder el sentio porque tu baile es un río que me ahoga la razón,
Paula, que hasta la guitarra mora te dice a la vez que llora:
ya no baila, ya no baila, ¡ay, ya no baila la Paula!

Paula, Paula, ya no baila más la Paula.







Y de un drama a otro no menos intenso. Esta vez un personaje real, Rita Ortega Feria, tiene su propia leyenda ligada al Café de Chinitas. De nuevo el maleficio del Chinitas se hace patente en el sino de una bailaora. La llamaban La Rubia por el color de su pelo. No debió dejar descendencia. Su sobrino el bailaor Rafael Ortega decía de ella que bailaba "todo lo que quería". "¡Ya la podían echar a ella! Porque bailaba de un modo... contraproducente·. ¡Sí, señor; de un modo contraproducente, esa era la palabra!". En el Café de Chinitas conoció a quien había de ser su marido, un rico carnicero malagueño llamado Francisco Monje y conocido como Paco el Guarriro, quien la adoraba. Al casarse con él se retiró del baile. Rita Murió joven, quedando su viudo patéticamente desconsolado, tanto que en la copla quedó grabada su bella y trágica historia de "Mi Rita Bonita".

Cuentan que en Andalucía,
en el café de Chinitas,
hubo una moza trigueña
que le llamaban la Rita.

Bailaora de tronío,
la de ojeras angulás,
con sus chátiles de raso
y sus enaguas rizás.

Y se la llevó un gitano,
la que quiso el señorío,
que tuvo por nombre Paco
y fue de color sombrío.

Ay, que con el aire que tú llevas,
ay, que cuando tú vas bailando
los ojitos de tu cara de vida me van llenando,
y a todo el mundo le digo
este estribillo cantando.

Ya me quiere mi Rita bonita,
la llave de mi tesoro de oro,
que ya tengo quien me diga
Paco, llévame a los toros,
Paco, llévame a los toros.

En juergas y romerías
luce Rita su tornao
y Paco va de veleta
con sus anillos doraos.

Una hembra de bandera
se interrumpe entre los dos
y en defensa de su Paco
Rita la vida perdió

Según tocan los flamencos
y toda la torería,
en Chinitas y sus espejos
crespones negros ponía.

Ay, que con el aire que tú llevabas,
ay, que cuando tú ibas bailando
los ojitos de mi cara de pena se están llenando,
y a todo el mundo le digo
este estribillo penando:

Ya se murió ya mi Rita bonita,
la llave de mi tesoro de oro,
ya no tengo quien me diga
Paco, llévame a los toros,
Paco, llévame a los toros.



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3 comentarios:

A las 15 de diciembre de 2009, 17:17 , Blogger Álvaro Beltrán ha dicho...

Una excelente e interesantísima entrada acerca de la hermosa colección de archivos que se conocen del malogrado "Café de Chinitas". Sucede, la mayor parte de las veces, que todo aquello que suscita interés, acaba siendo motivo de desarraigo y habladuría. Evidentemente, es la actitud más cobarde del ser humano.

Gracias a la pluma de Lorca y a las primeras voces que pusieron soniquete a sus versos -como La Argentinita- el café pasó de ser el tugurio maloliente de sombras y tinieblas, para formar parte de la historia -o de la leyenda-. Muchos fueron luego los autores que también lo narraron, siempre en aquella línea de misterio que tanto caracteriza a los mitos.

No quiero olvidarme de la olvidada Mikaela, cuya versión discográfica de "El café de Chinitas" es una de las más interesantes, musicalmente. Grabada en la Casa Zafiro en el año 1966 y acompañada de una extraordinaria orquesta sinfónica diriga por Rafael Ibarbia.

Un abrazo enorme de quien te sigue,
Álvaro B.

 
A las 16 de diciembre de 2009, 19:54 , Blogger Limosna de amores ha dicho...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 
A las 16 de diciembre de 2009, 19:57 , Blogger Limosna de amores ha dicho...

Igual que el "Café de Levante", o "El café La Bizcocha", el de Chinitas fue relevante. Estos tugurios fueron importantes espacios creativos en los que germinaron las primeras coplas y en cuyo habiente se inspiraban los autores para retratar la sociedad de su tiempo. "La Paula" y "Mi Rita Bonita" son dos coplas que reflejan muy bien las truculentas historias vividas entre esas paredes, y el verso de Lorca (que no conocía, gracias por traerlo), más de lo mismo.

En la versión de "Mi rita bonita" de Miguel de Molina en vez de decir:

Bailaora de tronío,
la de ojeras angulás,
con sus chátiles de raso
y sus enaguas rizás.

Dice:

Bailaora de tronío,
la de ojeras azulás,
con sus chapines de raso
y sus enaguas rizás.

Yo sólo tengo la versión de Miguel de Molina, no conozco ninguna más. Al leer la tuya se ha hecho extraño. No sé si la letra está equivocada o existe alguna otra versión. En cualquier caso es corregible.

Cafés del estilo retratados por artistas actuales son el "Café Pay-Pay" ("La Reina del Pay-Pay" de Pasión Vega) o "Pensión de la Martinica" ("Pensión de la Martinica" de India Martínez), dos coplas que merece la pena conocer. Diana Navarro también hace una versión de "El café de Chinitas" en su disco "Homenaje"; un trabajo del que pronto tendremos noticias porque es una rareza imposible de conseguir.

De cualquier modo, felicidades por el trabajo. Te doy ánimos y fuerzas para seguir trabajando; nos vemos por nuestros respectivos escenarios.

http://retratosdelanuevacopla.blogspot.com/

 

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